La variedad Moniquí, conocido en la zona de origen como “Moniquí fino”, se originó en la primera mitad del siglo XX en Cieza (Murcia), difundiéndose primero en los municipios de Abarán y Blanca, en la misma provincia, y posteriormente a Hellín y Tobarra en Albacete.
Más tarde se trasladó su cultivo por Aragón, La Rioja y en otras áreas del interior.
El albaricoque Moniqui es una variedad muy extendida en la península ibérica y «presenta unos frutos más grandes y sabrosos que los de otras especies . Los surcos del fruto son menos profundos que en las demás especies. La piel es de un suave tono amarillento y la carne, jugosa y con dulces aromas.” Se afirma de esta variedad en la página web de » Claramunt food service», una empresa distribuidora de frutas y hortalizas catalana. https://www.claramuntfoodservice. com
Sus cualidades organolépticas, que la hacen ser considerada una de las mejores desde ese importante punto de vista, van acompañadas de algunos deficientes caracteres agronómicos que condicionan su productividad y que deberían ser mejorados . Algunos autores como Gerardo Llácer, del IVIA, la consideran autoincompatible, por lo que su floración debe ser siempre asistida por una adecuada densidad de insectos polinizadores.
No obstante, como variedad local es imprescindible su conservación.
Las características de la zona de origen de esta variedad, que se pueden apreciar en el climograma que se adjunta obtenido sobre una serie de datos de 14 años.
Las horas frío que se acumulan en esta zona, unas 900 h por debajo de 7ºC, puede considerarse el límite inferior que necesita esta variedad.